La cuarta misión de la universidad: La Transferencia Tecnológica
DOI:
https://doi.org/10.18004/mem.iics/1812-9528/2022.020.01.03Abstract
Hoy en día, la creatividad, la innovación y los procesos de gestión de la transferencia de tecnología son parte del “ethos” de las mejores universidades del mundo. De un tiempo a esta parte, las noticias de colaboraciones de grandes empresas como Google, Apple, Samsung y otras con universidades son parte de la lógica del trabajo sinérgico entre las empresas que requieren soluciones basadas en evidencia y sostenidas en ciencia, con las universidades y centros de investigaciones especializadas. Más visible aún fue este hecho durante la pandemia, donde las grandes farmacéuticas y laboratorios de producción de biológicos se asociaron a las universidades para distribuirse objetivos con tiempos críticos para hacer frente a la pandemia.
Los contratos de transferencia, los convenios y las negociaciones junto con la concomitante estrategia de propiedad intelectual para cada caso nos llevaron a un punto de la historia jamás alcanzado, en el que, enfrentando a un enemigo común se lograron acuerdos y se optimizaron procesos, que de otra manera llevarían años en concretarse, que permitieron que vacunas, medicamentos y algoritmos de atención y tratamiento de pacientes con COVID-19 puedan agilizarse e ingresar a un proceso de mejora continua, verificación y validación.
Las universidades no pueden estar ajenas a esta realidad y, por lo tanto, deben incrementarse los procesos que incentiven la creatividad y motiven la innovación para que el capital intelectual generado en la academia tenga el impacto esperado y pueda colaborar para que el sector socio-productivo encuentre respuestas a sus requerimientos y a sus necesidades, de manera que estos procesos nos beneficien a todos como parte de la sociedad.
Hay que entender que con la innovación se busca irrumpir en un sistema desgastado y obsoleto, encaminando acciones a los circuitos ya probados por instituciones que hoy son referentes a nivel mundial. Con la inserción de políticas que incentiven y promuevan la creatividad, la cooperación multidisciplinaria y la innovación, están constituidas las variables básicas para la generación de procesos o productos que resultan en intangibles empaquetables para ingresar en procesos estratégicos de transferencia tecnológica.
La transferencia tecnológica en términos estrictos se utiliza para describir una transferencia formal de los derechos de uso y comercialización de nuevos descubrimientos e innovaciones resultantes de investigaciones científicas. Por otra parte, en términos simples las universidades naturalmente transfieren tecnologías a la industria para desarrollo comercial, a través de “disclosure de innovaciones”, patentando productos o procesos provenientes de resultados de investigación, paralelamente a las publicaciones de artículos científicos y al licenciamiento de los derechos de innovaciones generadas.
Un ejemplo interesante es Yissum Technology Transfer Company de la Universidad Hebrea de Jerusalén que está encargada de comercializar la oferta de los resultados científicos generados de la investigación en productos útiles para el mercado. Ha registrado más de 10.000 patentes, más de 3.000 inventos, licenciando alrededor de 1.000 tecnologías y creando más de 150 spin-offs desde 1964. Uno de los puntos clave del éxito de la Universidad Hebrea es la distribución de beneficios derivados de las investigaciones, en el que al menos un 40% corresponde a los investigadores.
Tradicionalmente, la universidad tiene como objetivo principal y misión transferir conocimiento a los alumnos, otra misión arraigada es la generación de conocimiento científico a través de las investigaciones y, la tercera, es la llamada extensión universitaria que es la vinculación de la universidad con la sociedad.
De un tiempo a esta parte, la transferencia tecnológica se viene considerado como una cuarta misión de la universidad. En ese sentido, se habla de la transferencia tecnológica como modelo de gestión para que los resultados de las investigaciones, los productos y procesos de innovación y las creaciones en general, puedan impactar de manera eficiente en el sector socio-productivo, resultando además en beneficios para la institución.
En conclusión, la innovación y la transferencia tecnológica como cuarta misión de la universidad deben insertarse en la estructura de gestión académica y establecerse como parte de la cultura universitaria, para que, de esa manera, la universidad se aggiorne a la cosmovisión de esta cuarta revolución industrial.
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